jueves, 9 de mayo de 2013

EL VACÍO QUE REVELA



La mujer es la divina oquedad que lo contiene todo. 
El vacío. 
Es difícil vivir así y aún más difícil comprenderlo. 
Su vida entera es una búsqueda por definirse y relacionarse a través del reflejo que otros espejan en ella.
La mujer es una añoranza, la aspiración que representa el aliento, el flujo, las mareas y los ciclos del devenir. Su indefinición abraza la vida como la espuma la arena de la playa. Ella es movimiento sin forma, un río sin orillas, el nexo vacío y hueco del calderón. Su naturaleza es ceder y en esa entrega creer momentáneamente que ella es lo que contiene.
¿Qué es el contenedor sin lo que contiene? 
La continua procura por descubrir lo invisible, creyendo momentáneamente que es poderoso y fuerte. Identificándose con la naturaleza de lo que contiene.
¿Qué es un océano sin fronteras? Expansión ilimitada y añoranza.
¿Qué es la apertura sin el espacio que contiene? El expectante vacío que espera su gestación.
La mujer es el curso del agua, pasaje atemporal, igualdad indiferenciada a través de las fases mutantes de la Creación, el principio de entrega de la eternidad.
Ella es la no-forma, el resonar de la música que califica las emociones y los sentidos en un secreto eterno. Un mundo de infinitas posibilidades.
Mujer y hombre, espacio y forma, han sido amantes siempre, aquello que cree que es, y lo que nunca podrá ser… como juegan y bailan, se apartan cada uno en su propia naturaleza, solo para regresar y dar a luz al Amor.
Todo ocurre en el calderón. 
El vacío que revela.

No hay comentarios:

Publicar un comentario