viernes, 3 de mayo de 2013

Composición de la leche materna en la misma tetada: leche del inicio y leche del final


A través de esta imagen podemos constatar algo de lo que hemos conversado en varias ocasiones. La leche materna cambia de composición tanto a lo largo de la vida del bebé, como durante una misma tetada. De los tipos de leche materna a medida que el bebé crece conversaremos en otra ocasión, en este caso particular nos detendremos a los distintos tipos de leche durante la misma tetada.
En la imagen vemos a simple vista la diferencia de coloración y consistencia de la leche materna durante la misma tetada. El frasco de la izquierda corresponde a la primera leche que se libera durante el inicio de la tetada. La cual es una leche rica principalmente en azúcares (en especial lactosa que es el azúcar mas abundante en la leche materna) y por ende de consistencia más ligera y dulce. Esta leche tiene la importante función de saciar la sed del bebé porque es más abundante y rica en agua, a la vez que satisface principalmente los requerimientos energéticos del cerebro humano. Este detalle es muy importante puesto que nuestro cerebro es el único órgano de nuestros cuerpo que sólo digiere glucosa. Un azúcar simple (monosacárido) que se forma a partir de la digestión metabólica de la lactosa. Es decir que esta primera leche es imprescindible para el bebé puesto que precisamente se encuentra en una etapa en la cual su cerebro requiere de gran suministro energético como parte de la intensa actividad y maduración neuronal que está teniendo lugar.
En tanto el segundo frasco corresponde a la segunda leche o también llamada leche del final de la tetada. Es la leche que queda luego de que el seno ya se ha vaciado parcialmente y por ende está presente en menos volumen. Como podemos observar en la imagen esta leche tiene una coloración más intensa y una consistencia más espesa. Lo cual se debe a que en esta leche se concentran grandes cantidades de ácidos grasos, cuya función está destinada principalmente a acumularse como parte del tejido adiposo del bebé y a ser el suministro energético para sus músculos (los músculos usan para su funcionamiento principalmente ácidos grasos), es decir que su función es garantizar que la masa corporal del bebé aumente y gane peso como parte de su crecimiento normal.
En ambas leches, tanto la del inicio de la tetada como la leche del final, encontramos grandes cantidades de proteínas, vitaminas, células inmunológicas, anticuerpos, probióticos, minerales y otras sustancias imprescindibles y ajustadas a las necesidades del bebé en cada etapa.
La diferencia en la composición de la leche materna durante la misma tetada justifica el hecho de que no sea recomendable que los bebes recién nacidos tomen pecho sólo durante 10 a 15 min de cada seno como sugieren algunos y luego de ese tiempo cambiarlos al otro seno. En aquellos casos en los que la lactancia materna se maneja de ese modo aparecen problemas asociados al aumento de peso de los bebes puesto que estos no ganan peso o lo ganan muy lentamente y a la vez aparecen algunas señales de intolerancia a la lactosa. Lo cual en realidad no está asociado a problemas del bebé o a la calidad de la leche materna, sino que la causa es un mal manejo de la lactancia materna . Ante casos como estos es suficiente con modificar el patrón de lactancia de él/la bebé a partir de las siguientes pautas: dejarlos y estimularlos a que permanezcan en el mismo pecho por más de 20 min, darles de mamar del mismo pecho durante varias tomas seguidas, o en casos de mamás con mucha producción o reflejo de eyección muy fuertes extraer un poco de la primera leche antes de amamantar al bebé. Con estos cambios en el modo de amamantar es suficiente para que los bebés comiencen a ganar peso más rápidamente y desaparezcan los síntomas asociados a la intolerancia.
La supuesta intolerancia a la lactosa que se presenta asociada a un patrón de lactancia de 10 min en cada seno y que se manifiesta con deposiciones verdosas, como explosivas y con flemas, reflujo, cólicos a la vez que con un lento aumento de peso en el bebé, es en realidad un comportamiento asociado al excesivo consumo de lactosa y no a una deficiencia metabólica en el proceso de degradación de la lactosa. Ante el exceso de lactosa el intestino delgado del bebé no logra digerirla en su totalidad y asociado a esta digestión incompleta aparecen grandes cantidades de azúcares reductores, lo que aumenta la acidez intestinal y puede provocar un daño en la flora bacteriana normal de la zona. De manera tal que aparecen todos los síntomas mencionados y que se asocian a la intolerancia a la lactosa pero que en realidad es una intolerancia por exceso de lactosa y no por una deficiencia metabólica real presente en los infantes.
La solución para estos trastornos mencionados es lograr un patrón de lactancia a través del cual el bebé ingiera grandes cantidades de leche del final más rica en grasas y no sólo la leche inicial más rica en lactosa. Lo cual sucede en el bebé recién nacido y hasta alrededor de los 3 meses de edad con un patrón de LM que les permita permanecer más de 20 minutos en cada pecho, y sobretodo respetando los tiempos de cada bebé.
Como podemos constatar luego de ahondar en el tema, la leche materna es perfecta y ajustada a los requerimientos de nuestros bebés y niñ@s pequeñ@s y su composición está en función de las necesidades y requerimientos que como humanos presentamos Cualquier comentario acerca de que tu leche es aguada o no alimenta a tu bebé responde a un desconocimiento acerca de las características y propiedades de la leche humana
y los problemas asociados a la lactancia materna en general responden a manejos inadecuados del patrón de LM y por ende se solucionan en la medida en que este patrón cambia.

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