miércoles, 16 de enero de 2013

¡Más sobre porteo!

Parte de la siguiente información fue tomada del grupo /duermetehannibal 

Pero si bien el porteo es beneficioso tanto para el niño como para quien lo lleva consigo, ¿es igual usar cualquier portabebés? ¿da lo mismo la forma en que el bebé va posicionado? Definitivamente, no.

Para empezar, es importante elegir un buen portabebés, dependiendo en principio de la edad del niño. Los fulares, bandoleras y algunas mochilas (siempre que sean ergonómicas, es decir, que se adapten a la fisiología natural de la postura del bebé) pueden ser utilizadas desde recién nacido, mientras que otros modelos como el mei tai, se emplean cuando los niños ya pueden al menos sostener la cabeza por sí solos.

Hay diferentes tipos de telas para portear a los bebes, veamos algunas:
Los fulares: se trata de una tela larga de aprox. 4,5 m. Es el modelo que mejor se adapta al bebé y al porteador y es uno de los más versátiles ya que permite obtener diferentes posiciones (al frente, a la cadera, a la espalda, de cuna), aunque requiere algo de práctica para aprender a usarlo.
Las bandoleras: es una tela unida por un par de anillos. También es muy adaptable y permite varias posiciones. Resulta más simple de usar que el fular, pero su principal desventaja es que el peso del niño recae sobre un solo hombro del porteador.
Los mei tais: es un portabebés tradicional de origen asiático. Consiste en una tela rectangular con 4 tiras que se amoldan cómodamente al bebé. Son ideales para portear niños mayores.
Las mochilas: no todas son ergonómicas y respetan la fisiología del bebé. Las que tienen un diseño adecuado resultan fáciles de colocar y ayudan a repartir el peso del bebé en ambos hombros del porteador.
Los bolsillos (pouch): son una variante de las bandoleras pero sin anillas. Es uno de los portabebés más simples para usar, aunque ofrece poca posibilidad de ajuste y el peso del niño se soporta en un sólo hombro.
La calidad del producto también es esencial. Las telas deben tener las características adecuadas según el tipo de portabebés. Una pobre confección o materiales inadecuados pueden resultar en un porteo tan incómodo que muchos padres desisten porque sienten que “esto no es para ellos”, cuando en realidad el problema está en el portabebés elegido. Por eso es clave que el portabebés sea ergonómico y que sea éste quien se adapte al cuerpo del bebé y su porteador, y no viceversa.
Y ahora, ¡a practicar! Algunos portabebés meten miedo en el comienzo, porque parecen muy complicados de colocar, pero siguiendo los pasos correctamente (en Internet se pueden ver videos instructivos muy buenos), al poco tiempo los padres logran usarlos con total naturalidad. Es importante que el bebé se encuentre tranquilo, ya que un niño hambriento, cansado, o con el pañal sucio puede fastidiarse mucho al intentar introducirlo, si encima estamos aún en la etapa de aprendizaje. La idea es que el niño logre una buena asociación y que el portabebés represente para él un momento de relajación y contacto amoroso con su porteador.

Es fundamental lograr una correcta colocación y que el bebé y el porteador estén cómodos. En el caso del bebé, es importante mantener la columna redondeada, como su naturaleza lo requiere: la conocida “posición fetal”. Las piernas deben estar abiertas y adoptar la postura “ranita”, con las rodillas algo más elevadas que el nivel de la cadera. La cabeza debe quedar a la altura del pecho de quien lo lleva, “a un beso de distancia” y su cuerpo debe estar bien pegado al cuerpo del porteador, para evitar el contrapeso. La tela debe sostener cómodamente el peso del niño y debe formar un “asiento” para la colita del bebé, haciendo una base que sujete desde las caras internas de las rodillas.


Y para finalizar, la regla de oro: sea cual sea el portabebés elegido, nunca se debe llevar al bebé “de cara al mundo”. A pesar de que algunas marcas comerciales de mochilas (que no son ergonómicas, dicho sea de paso) recomiendan esta postura a partir de los 4 meses, pero esta posición no es saludable para el niño:

• La columna adopta una posición de “S” y queda en tensión, ya que no se respeta la “C” natural de su curvatura, que además de incómodo puede resultar doloroso para el bebé.
• Las piernas quedan extendidas y colgando y de esta manera, todo el peso del cuerpo recae en la zona genital.
• El bebé recibe demasiados estímulos, sin capacidad de refugiarse en el pecho de su porteador. Tampoco puede hacer contacto visual con él.
• La espalda del porteador también se ve forzada, ya que debe hacer más esfuerzo y soportar más peso, por lo que tampoco se respeta la fisiología del cuerpo de quien lleva al bebé.

Espero esta información haya sido util!
A portear =)

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