viernes, 14 de marzo de 2014

Tocar a una mujer y ver su alma

...no tengo muchas palabras, todo sobra. Me retrotrajo a mi parto, experiencia sagrada si las hay y me reconecto con la hembra, con la loba, con ese lado tan instintivo, salvaje, sexual y divino, realmente divino, que habita en cada una denosotras.
La vida, la vida toda, cuando se abre, se entrega, se renace y muere.
GRACIAS Julia y permiso para compartirlo te abrazo sostenido y desde el utero.

Nadi *

Tocar a una mujer y ver su alma
Entender los códigos que la conformaron desde que eligió ese cuerpo, el otro amado, odiado, enemigo, aliado. Saber que ese ceño, así apretado, oculta más que dolor, mirarla con ternura y sentir en carne propia cada uno de sus jadeos. 
Bella, se abre, resiste, se deja morir, atraviesa el mundo del ahora para subyugarse y ser otra, de una vez y para siempre, por un rato.
Los partos son espacios ficticios, fuera de la comprensión racional, fuera de cualquier tipo de comprensión, momentos de piel, sudor y lágrimas. Son sexuales, hermosos, maravillosos.
Y a veces, cuando espiamos, los arruinamos.
Por eso, si estas ahí, haciéndole el amor a la vida, hacelo bien, plántate, invisible, imperceptible, pero no te dejes ir, vibra con ella, cuidala del entorno, de la hostilidad y el miedo, mírala a los ojos y decile que es una loba, que puede parir a ese bebe, y créelo, créelo con la certeza del enamorado, créelo con tus piernas, brazos y dedos de los pies, créelo con la nuca, las uñas y los dientes. Créelo como lo cree un bebe. Indiscutiblemente créelo.
No te hagas uno con ella, se su sostén, observa pero no mires, sabe pero no quieras entender. No sufras, hundite, pero no sufras. Hundite pero volve, pronto, deshacete y rearmate, porque en ese instante mágico en el que el tiempo se detiene, tenes que estar entero.


Julia Gentile 

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