La mitad parte del cuerpo de Nehuén son sus
ojos,
enormes, profundos y abiertos.
Sensibles al mundo, interno y
externo,
redondos como la luna cuando
esta llena.
El aprende con su mirada,
curiosa, paciente
absorbe novedades y enamora a
los mortales.
Un cuarto del cuerpo de Nehuén es su cabeza,
allí vuelan mariposas y pensamientos asombrosos
donde se confunde la luna con la boca y con la teta
y la teta con la vida y la tierra.
Un quinto del cuerpo de
Nehuén son sus pies,
redondos y rebosantes,
como de porcelana.
Pies llenos de barros,
libres, descalzos
que dejan huellas
profundas donde quiera que él pise.
Un sexto del cuerpo de
Nehuén son sus manos,
pequeñas exploradoras de
este mundo de plastilina,
manos que amasan la
tierra, la teta y el mundo,
que para él esta recién
pintado...
Un décimo del cuerpo de
Nehuén es su boca,
que amplia y perfecta
brilla en rojos matices,
regalando besos donde quiera que vaya.
Esa boca que inmensa
exclamo el primer grito de vida
luego de traspasar de su
madre a este mundo.
Todo el cuerpo de Nehuén
es su preciosa sonrisa
dulce, cómplice,
conquistadora.
Una sonrisa empática,
picara
que conmueve la
existencia, toda mía...
Mamá
Mayo 2013
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